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Me avergüenzo de ser español

Me avergüenzo de ser español 1

Me niego a creer que es la  idiosincrasia española la que nos impide progresar. Y no me refiero a esa clase de  progreso que acuña el milagro español por la mañana y por la tarde destruye lo que hace de esta tierra algo especial: su esencia y espíritu, en el gris frio y opaco del hormigón turista y vanidoso.

Hablo del progreso que hace a los pueblos mejorar no solo económicamente, sino en lo social y lo humano. ¿Tan ciegos estamos que no vemos el camino? Acaso no son otros los que han hecho lo difícil, son ellos los que descubrieron como hacerlo, como se puede llegar a donde el hombre puede ser libre e igual a sus semejantes. ¿Ni siquiera podemos encontrar el camino ya transitado?

 

Son ellos los que nos dicen: subid los impuestos, fiscalidad progresiva, aumentemos el gasto público… que paguen más los que más tienen y repartamos bien lo que tenemos, se puede hacer, “nosotros” lo hemos hecho, ellos lo llevan haciendo durante décadas. ¿Qué sucede? ¿Que en el norte de Europa se respira algo en el aire que te hace ver las cosas con más claridad? o simplemente es ¿que somos tan estúpidos que ni siquiera podemos copiar el modelo que ya sabemos que funciona mejor?

 

Ellos son más rubios sí, nos reímos de ellos por su frialdad y hasta por su manera de vestir. Pero en el fondo cuando nos miran nos sabemos estúpidos, porque ellos si saben lo que tienen que hacer, si saben cuáles son sus derechos y los defienden y protegen ante al más mínimo ataque.

 

¿Y nosotros? Nos gusta decir que somos más de “sangre caliente” y nos vanagloriamos de hablar a voces y de llenar de improperios a quien nos hace el más mínimo desaire. Nos manifestamos y vivimos como una afrenta personal cualquier estupidez trivial hecha a nuestro equipo de futbol, actor, deportista o personaje favoritos. Pero cuando de nuestros derechos más fundamentales se trata, o cuando nuestro futuro y el de la sociedad española están en juego, parece que no va con nosotros y preferimos aburrirnos en un bar.

 

En un bar por cierto en el que los redondeos en la llegada del euro, la subida del IVA y el petróleo (con el aumento de precio en el transporte) han triplicado los precios en menos de una década. Pero como todavía sigue siendo asequible y los días de futbol parece que no hay crisis, los bares se llenan día sí y día también.

 

Una de dos: o media España vive del futbol y su economía depende del resultado de los partidos y yo no me he enterado, o es que soy de los pocos (porque me niego a pensar que soy el único) que  piensa que vivo en un país de estúpidos analfabetos (no de letra ni número, sino de raciocinio y entendimiento).

 

Como dijo Julio Anguita en cierta ocasión: “pues nada hijos, comed futbol”

¿Porque  esto resulta siempre tan raro a mis compatriotas? será que soy un sueco en España y todavía no me he dado cuenta.

 

 

Fuente: hablandorepublica.blogspot.com.es

 

 

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