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Bilbao se levanta en favor de la cultura Okupa

Kukutza se encuentra en riesgo inminente de desalojo
Bilbao se levanta en favor de la cultura Okupa 1

El peligro de un desalojo inminente en el centro social Kukutza ha roto la tranquilidad del barrio bilbaíno de Rekalde (47.000 vecinos). La amenaza de desaparición de la única oferta cultural de la zona ha provocado las protestas de los vecinos, movilizados para intentar salvar al colectivo okupa.

Un grupo de gente con inquietudes sociales ocupó, hace 13 años, una fábrica abandonada que aumentaba la sensación de abandono que sufría el barrio. Llevan desde entonces trabajando por proyectar en la ciudadanía la idea de persona “como significante esencial para desarrollar la sociedad”. El gaztetxe (centro social ocupado) se encuentra ahora en peligro de desaparición por la intención de construir viviendas de la empresa propietaria del terreno. “El barrio tiene muchas casas vacías y no necesita más; es todo una operación especulativa” sostienen desde Kukutza.

 

Los ciudadanos, por su parte, demandan la consolidación del proyecto cultural que desarrollan en el centro y reclaman a los políticos de todas las administraciones vascas que ejerzan el papel que les corresponde como depositarios de la voluntad del pueblo. Apoyo social “Este barrio carece de equipamiento cultural y nosotros hemos desempeñado esa tarea durante años”, defienden desde el centro. Los vecinos, con sus pancartas colgadas de sus balcones en defensa de Ku-kutza, corroboran sus afirmaciones. El colectivo, además, ha conseguido reunir más de 7.000 adhesiones de apoyo y todavía reciben a gente que se acerca al local a firmar en su defensa. “Es una auténtica vergüenza que quieran tirar esto, ¡qué sería de Rekalde sin vosotros!”, les anima un señor de 80 años.

 

Varios artistas se han unido también a la causa prookupa

El cantante francés Manu Chao, por ejemplo, no ha dudado en sumar su voz: “Es un atentado contra la cultura, una falta de respeto a un colectivo que se debe al barrio y que lo dignifica”, aseguró. “Si quitan Kukutza, ¿qué voy a hacer? ¿Tendré que ir obligatoriamente a una discoteca?”, se pregunta Naiara, una reputada artista local.

 

También algunas fuerzas políticas recriminan la decisión del Ayuntamiento de Bilbao. “Los ciudadanos deben reapropiarse de la ciudad como actores sociales empeñados en la construcción de poderes democráticos”, señaló el senador del Partido Socialista de Euskadi (PSE), Imanol Zubero, en apoyo al centro social. El barrio de Rekalde, situado en la ladera de un monte y aislado por las vías del tren, depende totalmente de las actividades sociales y culturales del centro. Y la rutina del local se puede considerar de todo menos rutina. Detrás de los muros de la vieja fábrica se abre un mundo de innovación, donde cualquiera puede aprender malabarismos, recibir clases de danza clásica, o escalar en un rocódromo. La convivencia entre niños y mayores y ciudadanos de diferentes colectivos fomenta también la integración. “Tenemos otra forma de hacer las cosas, escuchando a todos, y parece que nuestro éxito les perjudica”, critican desde Kukutza.

 

Sin aviso

El Ayuntamiento de Bilbao recibió una solicitud del propietario –la empresa Cabisa– para poder edificar en los terrenos y no lo notificó a Kukutza, según los miembros del centro. “Vino la Policía Municipal un día a las tres de la mañana, identificaron a tres personas y ahí nos enteramos de que habían decretado la orden de demolición”, explicaron. Desde entonces, tanto el colectivo como los vecinos no han cesado en su empeño de luchar por el local. Más de 250 ciudadanos se han autoinculpado ante los juzgados como usuarios del centro, entre ellos el músico Fermín Muguruza. “Si recuperar un edificio para mejorar la vida de un barrio es delito, soy culpable”, señaló.

 

Sin ningún miedo a la hora de acarrear las posibles penas “por adecuar, renovar y dar un buen uso” a un antiguo semillero de ratas, las acciones para defender este espacio no hacen más que crecer. De hecho, una manifestación tiene previsto recorrer esta tarde las calles de la ciudad bajo el lema “Kukutza no se toca”. El objetivo es pedir a las instituciones que defiendan “el patrimonio social”, declara un miembro del colectivo. “Los políticos han de trabajar por estos asuntos importantes para los vecinos”, concluyó una vecina del barrio.

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