La canciller alemana, Angela Merkel, pronosticó ayer que Europa necesitará al menos diez años para superar la crisis de la deuda en la que está inmersa y que el pasado jueves y viernes centró la cumbre del G-20 celebrada en Cannes (Francia).
Una reunión que acabó sin avances que resaltar para el Viejo Continente, excepto que los líderes europeos constataron que las potencias económicas emergentes no están dispuestas a poner dinero para el fondo de rescate europeo y si lo hacen, como advirtió Brasil, será con las condiciones que ellos impongan.
El Partido Liberal Alemán (FDP), socio de coalición del Gobierno federal de Merkel, quiere adelantar las rebajas fiscales previstas por el Ejecutivo para 2013, según publicó ayer el diario «Bild». Según fuentes de los liberales, está previsto que en la próxima reunión de la coalición se aborde la posibilidad de rebajar el impuesto de solidaridad que los alemanes pagan desde la reunificación del país ya para el 1 de enero de 2012.
En su tradicional mensaje de los sábados, Merkel señaló que la deuda se ha ido acumulando durante décadas, lo que significa que «no dejará de existir de un día para otro». Por eso, añadió, «probablemente haga falta una década para que estemos mejor».
Según la canciller, «casi todos los grandes países europeos han gastado durante años mucho más de lo que han ingresado».
En ese sentido, la jefa del Ejecutivo germano aludió a la normativa constitucional que prohíbe asumir nuevos créditos por encima de un límite estipulado y subrayó que «por eso también es tan importante que Alemania cuente con un freno a la deuda». Y es precisamente por este motivo, añadió, por el que «hemos decidido ahora que todos los países de la eurozona se impongan un freno a la deuda similar».
No obstante, Merkel señaló que no hay motivos para el pesimismo en lo que se refiere al desarrollo económico, aunque subrayó que «si a Europa no le va bien, a Alemania tampoco le irá bien».
Por ello hay que hacer todo lo posible «por poner en orden las cosas en Europa», agregó. «Tenemos todavía mucho trabajo, eso tengo que decirlo», subrayó la canciller, y agregó que todos los países tienen que esforzarse y hacer los deberes. Se trata de «un camino arduo» en el que hay que avanzar paso a paso, señaló. «Es una gran tarea que tenemos que cumplir de cara al futuro y sobre todo para las nuevas generaciones», afirmó.
Fuente lne.es
