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Celebrando al pintor Han Yuchen

La carrera de Han Yuchen se desarrolla en un país milenario, en medio de un punto de inflexión histórico.

El ascenso profesional del hombre y la carrera del artista se complementan y nutren mutuamente a pesar de ser polos distintos.

Un Ying y Yang que, desde un punto de vista externo, reflejan este momento histórico de China en muchos niveles y constituyen una carrera artística única en el arte contemporáneo chino.

Pero, ¿qué pasa con lo inalterable? ¿Los paisajes inmaculados, las tradiciones perpetuadas, las poblaciones que no han seguido este nuevo “salto adelante”?

Al final, muy pocos artistas se interesaron por los elementos atemporales e intangibles del país y que quedaron, firmemente anclados, a través de este torrente de modernidad: a excepción de Han Yuchen.

Mucho antes del movimiento de las Estrellas (1979) y a pesar de la Revolución Cultural (1966-1976), Han Yuchen siempre ha sido un agudo observador de las evoluciones del país a través de una fascinación por las regiones reacias a este cambio y que, por lo tanto, están perpetuando una modo de vida ancestral en un entorno inalterado.

En este sentido, la obra de Han Yuchen es un testimonio crítico de la evolución del país, en contra de la tendencia de otros artistas más conocidos en el panorama internacional.

Un enfoque que, aunque crucial, pronto será subestimado en el movimiento de arte contemporáneo chino.

El amor y la profunda fascinación de Han Yuchen por la región del Tíbet lo elevan al rango de curador y protector de esta parte de la cultura china. Mientras el artista pinte, lo que existía seguirá existiendo.

Es en este sentido que el arte es un verdadero motor: hacer que las cosas existan, haciendo visible lo invisible.

De hecho, no debemos minimizar la importancia y el respeto que el país siempre ha atribuido a los cursos académicos, y esto en todos los campos: arte, ciencias, matemáticas, política, economía, etc… Algunas universidades en China son consideradas, por derecho razones, como templos del conocimiento, y sus representantes son muy respetados en la sociedad.

Poder enseñar en instituciones educativas de este tipo es un verdadero honor para los estudiantes y sus familiares.

En Occidente, podemos tender a reducir este apego a una forma de conservadurismo, cuando en realidad es mucho más importante: constituye la verdadera columna vertebral de todo un país.

Durante la larga y rica vida artística de Han Yuchen, habrán ocurrido más cambios en China que durante un siglo en Europa.

Han Yuchen no solo es un protagonista de estos cambios, sino que también es un agudo observador que definitivamente es capaz, a través de su pintura, de capturar un espíritu real de los tiempos.

Ver mas : http://www.hanyuchen.com

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