La diferencia entre el Alzheimer y la demencia senil es a menudo un tema de discusión. La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia senil degenerativa y generalmente ocurre después de los 65 años. Si bien es cierto que la demencia no es sinónimo de Alzheimer, sí es cierto que la enfermedad de Alzheimer se considera la forma de demencia más importante y famosa. La línea divisoria es muy fina y para tener una idea más clara del grado de conexión, es necesario profundizar en el término demencia. Veamos aquí cuales son las diferencia entre Alzheimer y demencia senil
Diferencia entre el Alzheimer y demencia senil
Las diferencias entre el Alzheimer y otras demencias se encuentran principalmente en las causas. Si hablamos de Alzheimer, hablamos de una demencia degenerativa provocada por un defecto genético. Dos proteínas se sintetizan juntas favoreciendo la formación de acumulaciones capaces de destruir las neuronas.
Los enfermos de Alzheimer tienen grandes problemas de memoria (no son conscientes de algunos acontecimientos recientes), son incapaces de orientarse en el espacio y el tiempo (pueden confundir tiempos y lugares) y, a menudo, sufren problemas de concentración. Con el paso de los años, estos síntomas pueden empeorar y la persona tiene grandes dificultades para ser autosuficiente.
Las otras demencias (también llamadas vasculares) no son necesariamente el resultado de un defecto genético sino que no son más que pequeños infartos (a menudo causados por enfermedades cardiovasculares crónicas) que con el tiempo conducen a la destrucción del tejido cerebral. Junto a esta forma de demencia ligada a una enfermedad cardiovascular, también pueden aparecer temblores y rigidez muscular (Parkinson).
Enfermedad de Alzheimer: causas y síntomas
Para los pacientes de Alzheimer (enfermedad de Alzheimer) entendemos una pérdida progresiva de la función mental causada por un defecto genético específico: la acumulación de una proteína anormal causada por la beta-amiloide que provoca una degeneración constante y progresiva del tejido cerebral.
Las causas de esta enfermedad no se conocen (se desconoce el factor desencadenante) y los estudiosos, hasta la fecha, han encontrado confirmación solo a nivel genético: alrededor del 5-15% de los casos heredan la enfermedad de parientes consanguíneos.
La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia (afecta entre el 60 y el 80% de los adultos mayores) y provoca una disminución inexorable de ciertas funciones como la memoria, el pensamiento, el juicio y la capacidad de aprendizaje.
Específicamente, la enfermedad de Alzheimer destruye las células nerviosas del cerebro y les impide recibir de manera óptima los mensajes que los neurotransmisores envían a ciertas áreas del cerebro. Las habilidades de concentración, aprendizaje y desarrollo sufren una disminución notable debido a los depósitos de beta-amiloide.
El síntoma predominante es el olvido de hechos recientes, se pierde la capacidad de establecer con certeza el flujo temporal de los acontecimientos, se registran problemas para usar y comprender el lenguaje, perdiendo la capacidad realizar actividades cotidianas.
Síntomas de la enfermedad de Alzheimer: pérdida de memoria, problemas con el lenguaje, trastornos de personalidad, desorientación, dificultad para realizar las actividades normales, dificultades de aprendizaje, deterioro del nivel de concentración.
Los síntomas se desarrollan gradualmente e inicialmente, la persona afectada comienza a tener dificultad con el pensamiento abstracto. Luego la enfermedad avanza e incluso la recuperación de los recuerdos pasados comienza a ser difícil y se pierde toda orientación espacio-temporal: hay quienes logran perderse hasta en su propia casa y son incapaces de reconocer a amigos, parientes y familiares.
Para contrarrestar el avance de la enfermedad existen algunas acciones que podemos definir como preventivas: controlar los niveles de colesterol, controlar la presión arterial alta, hacer ejercicio y consumir alcohol en cantidades moderadas.
Además de estas actividades, se necesitan tratamientos farmacológicos para garantizar el apoyo y la seguridad. Cada paciente es único: no existe una terapia de referencia estándar y sólo los profesionales de la salud, después de un análisis cuidadoso del cuadro clínico, pueden desarrollar la mejor estrategia para el paciente.
¿Qué es la demencia senil?
La demencia senil es una enfermedad neurogenerativa del cerebro y afecta a los ancianos de forma irreversible. De hecho, no es posible vencer este curso, lo único que se puede hacer es contenerlo. Hay tres tipos de demencia senil: la enfermedad de Alzheimer (que afecta del 60 al 80 por ciento de las personas), la demencia vascular y la demencia con cuerpos de Lewy .
Algunos de los síntomas son comunes (pérdida de personalidad, deterioro de la memoria, dificultad para usar el lenguaje), otros son específicos de cada tipo de demencia. La condición es incurable: no hay posibilidad de vencer la demencia, solo la posibilidad de aliviarla con tratamientos sintomáticos. El deterioro cognitivo natural, o el proceso normal de envejecimiento que experimenta el cerebro a medida que envejecemos, no forma parte de la demencia senil.
