Es mundialmente conocido que las personas introvertidas se caracterizan por evitar el contacto con los demás siempre que puedan estar solamente consigo mismos. Las multitudes no son de su gusto, y eso a menudo puede generarles una serie de problemas cuando tienen la obligación de estar – o trabajar – en compañía de un grupo. Sacrificar los aspectos más sociales tiene sus contrapuntos positivos, como cultivar los conocimientos o la introspección; pero nadie puede pasar toda la vida aislado de la gente.
En el mundo laboral, sobre todo en los sectores en los que el profesional se ve obligado a cultivar las relaciones con colegas del trabajo y de otras empresas, dominar el arte de iniciar una conversación es una verdadera ventaja. Mientras que los extrovertidos no encuentran problema en ello, esa tarea para un introvertido es un reto a veces frustrante, que requiere un esfuerzo y un paseo fuera de su zona de confort.
Por suerte, siempre hay algo que se puede hacer para afrontar esa serie de situaciones cuando se odian las convenciones y las grandes reuniones:
Aprovechar tu red de contactos actual. Los amigos y familiares son las conexiones más cercanas que tienes, y no hay nada malo en aprovechar su presencia en tu propio beneficio si eso te hace sentir mejor en las situaciones sociales. Es posible que no conozcan a las personas de peso con las que tienes que tratar en un momento determinado, pero seguro que sentir su apoyo a un lado supone una gran ayuda.
Priorizar la calidad frente a la cantidad. Coleccionar una gran suma de tarjetas de contacto no siempre te va a traer buenos resultados, y desde luego una red de contactos potente no se mide al peso. Plantéate si realmente vas a llamar a todas las personas que un día, en una ocasión que ni siquiera recuerdas, te tendieron una de estas tarjetas. Es más valioso descubrir a las personas con las que puedes mantener una buena relación que alguien que, simplemente, se ocupó de imprimir su nombre en un rectángulo de papel.
Tener un calendario de eventos. La planificación es la clave definitiva para mejorar la atmósfera y asegurar la fluidez cuando se trata de asistir a eventos. Si sabes de una ocasión que te interesa, contacta unos días antes con los organizadores para obtener toda la información posible, por ejemplo acerca de los asistentes, para tener la impresión de que tienes la situación bajo control. Simplemente teniendo una previa organización, socializar será más fácil y no acabarás de cara a la pared en cualquier esquina donde no puedan verte.
Echar mano de las redes sociales. Las redes sociales son casi un regalo divino para las personas tímidas que no sienten especial emoción por los encuentros sociales. Evidentemente no todo son ventajas, y las redes sociales no pueden ofrecer la esencia de un encuentro cara a cara; pero para aquellos que hacen alarde de una gran introversión, es una manera de seguir relacionándose con los demás desde detrás de una barrera. Las redes sociales pretenden igualmente que los usuarios compartan experiencias e intereses; y desde luego es una manera perfectamente válida de romper el hielo
Fuente: forbes
