Cuando somos jóvenes somos más alocados, inconscientes, inocentes… Pero al fin y al cabo estas conductas forman parte de la travesía del aprendizaje, de crecer, de evolucionar. Hay errores que todos, antes o después, cometemos cuando somos jóvenes, cuando nos encontramos en esa etapa de crecimiento.
"Errores" que no lo son tanto y que son totalmente necesarios para cualquier persona.
Confiar aun cuando sabemos que es probable que nos hagan daño. Pero es que si no nos entregamos al 100% ahora, ¿cuándo vamos a hacerlo? Ojalá esta premisa se mantuviese siempre porque eso querría decir que preferimos arriesgar.
Salir por ahí aun cuando no deberíamos: tenemos que estudiar, que trabajar… pero muchas veces en la juventud ponemos por delante el estar con nuestros amigos. Es necesaria esta etapa para comenzar a establecer prioridades y asumir responsabilidades.
Llamar a cualquier persona "amigo"… Obviamente no todos nuestros conocidos lo son, y cuando somos más jóvenes tendemos a llamar así a cualquiera. Con el tiempo nos damos cuenta de que esto era un error, de que amigos hay muy pero que muy pocos.
No escuchar como deberíamos a nuestros padres, hacer caso omiso de sus consejos y advertencias… Algo que nos hace valorarlos cuando tropezamos y escuchamos el típico "te lo dije".
Creer que las cosas son mucho más sencillas de lo que realmente son. Tendemos a simplificar muchos problemas (y a dar más importancia a cosas que no la tienen). Algo que, con el tiempo, aprendemos que no es así.
No darle importancia al ahorro es algo también de lo más típico de la juventud. Un error que cuando el tiempo pasa y las responsabilidades crecen, se diluye.
Fuente: forbes.es
