Los filtros de agua para la ducha se están convirtiendo en una solución popular para quienes desean mejorar la calidad del agua que utilizan a diario. Aunque el agua de red suele ser tratada para eliminar microorganismos y cumplir con ciertos estándares, todavía puede contener cloro, metales pesados y otras sustancias que no solo pueden dañar la piel y el cabello, sino también generar otros problemas de salud. Afortunadamente, los filtros para duchas están diseñados para reducir o eliminar estos contaminantes, ofreciendo una experiencia de baño más saludable y agradable.
¿Cómo funcionan los filtros?
El funcionamiento de los filtros de ducha se basa en varios tipos de mecanismos de filtración, cada uno especializado en eliminar diferentes contaminantes del agua. Aunque existen diferentes tecnologías, a menudo los filtros de ducha combinan varias de ellas para obtener resultados óptimos.
Filtración con carbón activado
El carbón activado es un medio común en los filtros de agua. Su funcionamiento se basa en la adsorción, atrapando los contaminantes en su superficie porosa. Este filtro resulta especialmente eficaz para eliminar el cloro, responsable de la sequedad en la piel y el cabello, además de pesticidas y otros productos químicos orgánicos presentes en el agua.
La tecnología KDF (Kinetic Degradation Fluxion) es otra clave en muchos filtros. Están compuestos por una mezcla de cobre y zinc que neutraliza metales pesados como plomo, mercurio y cadmio mediante un proceso redox. También ayudan a reducir el cloro y la cloramina, dos compuestos desinfectantes comúnmente añadidos al agua potable.
Además de las sustancias químicas, el agua de la ducha puede contener partículas sólidas como arena, óxido o sedimentos que provienen de tuberías viejas. Un filtro de sedimentos es capaz de retener estas partículas, asegurando un agua más clara y limpia, sin residuos. Algunos modelos de filtros incluyen cartuchos con vitamina C, que neutralizan el cloro y la cloramina, ofreciendo una solución adicional para quienes tienen la piel especialmente sensible o buscan reducir el impacto de estos productos químicos en su cuerpo.
En este contexto, es importante considerar que el uso de filtros de agua no solo tiene beneficios para la salud, sino que también contribuye a un mejor uso de los recursos hídricos, mejorando la calidad del agua que utilizamos a diario. Descubre más sobre los beneficios aquí.
Beneficios de los filtros de agua para la ducha
El uso de filtros de agua en la ducha ofrece una serie de ventajas que van más allá de la simple eliminación de contaminantes. Los beneficios son tangibles tanto en la salud personal como en el mantenimiento de las instalaciones del baño.
Piel y cabello más saludables
El cloro, presente en la mayoría de las redes de agua, puede resecar la piel y el cabello, dejándolos opacos y sin vida. Los filtros eliminan gran parte de este cloro, haciendo que la piel conserve su humedad natural y el cabello se sienta más suave y manejable. Esto es especialmente importante para personas con piel sensible o condiciones como dermatitis y eczema.
Mejora la salud respiratoria
Al ducharse con agua caliente, el cloro puede evaporarse y liberarse en el aire en forma de vapor, lo que puede irritar las vías respiratorias. Usar un filtro que elimine el cloro y otros químicos volátiles reduce la inhalación de estas sustancias, mejorando la calidad del aire y protegiendo la salud respiratoria, especialmente en personas con asma o alergias.
Protección contra metales pesados
Los metales pesados, aunque presentes en pequeñas cantidades, pueden acumularse con el tiempo y representar un riesgo para la salud. Filtrar el agua ayuda a reducir la exposición a sustancias como plomo o mercurio, que pueden estar presentes debido a la antigüedad de las tuberías.
Aumento de la durabilidad de las instalaciones
El agua sin filtrar puede llevar sedimentos y minerales que se acumulan en las duchas, grifos y tuberías. Con un filtro, no solo mejoras la calidad del agua, sino que también prolongas la vida útil de tus instalaciones, evitando la acumulación de residuos que podrían dañar las superficies o reducir la presión del agua.