Peter Bellerby comenzó buscando un globo terráqueo para regalar a su padre en sus ochenta años. Pero no tenía idea que acabaría haciendo globos él mismo. Y sin lugar a dudas los más hermosos de la actualidad.
Cuando Bellerby se dio cuenta de que en el mercado no había globos artesanales bien hechos encontró la manera de hacer el regalo de su padre con sus propias manos. “Inicialmente mi plan era hacer uno para él, y quizá uno para mí si me alcanzaba el presupuesto”, dice Bellerby. “Y luego las cosas se salieron de control y proporción”.
Sus compañía, llamada Bellerby & Co., ha fabricado globos terráqueos, con exquisito gusto, para un sinnúmero de personas. Fabricó, por ejemplo, los globos para la película Hugo, de Martin Scorsese; intrincadamente detallados globos para la BBC e incontables de ellos para celebridades. Produjo, también, una exhibición para la Real Sociedad de Geografía. Pero lo más impresionante de todo es que cada uno de ellos está planeado, dibujado, pintado y ensamblado por sus propias manos y las de su equipo. “Creo que cuando planeé esto estaba pensando que no podía ser tan difícil”, apunta, explicando que imaginó que le tomaría sólo tres o cuatro meses en completar el regalo de su padre. “Pero al mismo tiempo me preguntaba por qué había sólo otra persona en el mundo haciendo globos artesanalmente”.
Después de 18 meses, el año 2008, Bellerby aprendió que hacer globos a mano requiere intensas habilidades técnicas que dependen tanto de matemática perfecta como de ejecución artística. Cuando comenzó tuvo que tirar mucho dinero de moldes incorrectos porque a sus ojos no eran suficientemente buenos. Explica que todo el proceso de hacer una esfera está repleta de problemas, sobre todo debido a la naturaleza inherente de la forma. “Básicamente”, explica, “estas multiplicando un error por Pi”. Esto significa que una mínima tolerancia se convierte en un problema “mundial”. Esto significa, también, que la mayoría de los globos terráqueos del mundo son inexactos. Hoy Bellerby utiliza las manos de los mejores fabricantes –que, dicho sea de paso, son en su mayoría mujeres, quizá por su delicadeza manual– para evitar hasta la más pequeña inexactitud.
En su página se puede ver su impecable colección, que va desde los clásicos mapamundis en azul y verde hasta mapas mitológicos de los cielos o mapas que contienen información política de la actualidad. Este pequeño documental cuenta la historia de Martin Bellerby y nos muestra su luminoso estudio en la ciudad de Londres.
Fuente: faena.com