Una pequeña puerta de madera en la base de un olmo despertó la imaginación de los residentes en el distrito de Richmond, en San Francisco. La inusual aparición fue reportada al blog del barrio por una vecina a inicios de marzo. De inmediato surgieron decenas de especulaciones sobre el origen de la puerta, que cautivó la atención de curiosos y algunos medios de prensa locales.
“¿Un elfo? ¿Un hada? ¿La casa de un ratón?”, preguntó Sarah B., la redactora de la página web del vecindario. Los comentarios a su entrada lanzaron otras hipótesis más o menos fantásticas. “Es una cafetería muy pequeña”, propuso Dude. “Es una obra de arte realizada por alguien con un espíritu caprichoso. Me encanta”, sugirió Gradivus. “Parece hecho por una ardilla con habilidades especiales para la arquitectura”, conjeturó Hobbit. “¿Cuánto es el alquiler?”, interrogó un bromista.
“Estamos sorprendidos por la respuesta a la historia”, reconoció la editora del blog en un correo a Yahoo! News. "Es una prueba de que todos tenemos un niño adentro, imaginativo y caprichoso. Estos pequeños descubrimientos hacen de nuestro vecindario un lugar muy especial”, afirmó. El texto sobre la misteriosa puerta se convirtió pronto en la entrada más popular del sitio.
Las autoridades del parque descartaron la posibilidad de remover la puerta. “Aunque no alentamos la construcción de este tipo de puertas, la dejaremos en el lugar a menos de que cause problemas”, aseguró Andy Stone, supervisor del área.
Sin embargo, el milagro duró apenas un par de semanas. Alguien, molesto tal vez por la felicidad irradiante de la puertecilla, la arrancó y se llevó consigo casi todas las notas y ofrendas dejadas por vecinos y visitantes, según reportó el blog de Richmond. “Quizás el inquilino tuvo que irse a toda prisa, pero en realidad me parece más probable que haya sido solo un acto de estupidez humana”, escribió Sarah B. “Mantendremos nuestros dedos cruzados para que la puerta reaparezca, allí o en otro sitio.”
Solo dos mensajes quedaron, suficientes para mostrar la atrocidad cometida contra la imaginación: “¿El hada de los dientes es real? Cariños”, había escrito Viviana. “Queridos elfos, mi nombre es Becky y me gustaría sabes si ustedes pueden predecir el futuro”, decía la otra nota.
A más de 3.000 kilómetros de San Francisco, otra diminuta puerta ha sobrevivido a la curiosidad y el vandalismo durante largo tiempo. La “casa del elfo”, en el parque del Lago Harriet, en Minneapolis, reúne todos los años, de la primavera al otoño, mensajes de niños –en cuerpo o espíritu–, que reciben misteriosa respuesta. En invierno el elfo regresa “a su castillo en el Este” y la puerta se cierra hasta la próxima temporada.
Fuente ar.noticias.yahoo.com
