La maldición de los gatos tradicionalmente ha estado ligada a la batalla de Pelusio . Los egipcios consideraban a los gatos semidioses y jamás se hubieran atrevido a atacarlos en el campo de batalla.
Alrededor del 525 a. C. persas y egipcios estaban en guerra ya que ambos pretendían dominar aún más tierras.
Durante la batalla de Pelusio (Pelusium) los persas, guiados por Cambises II, capturaron gatos y los utilizaron como escudos (algunas fuentes aseguran que sólo los soltaron en el campo de batalla).
Los egipcios, temiendo la represalia de las deidades felinas Mafdet (deidad de la guerra) y Bastet (diosa de protectora del hogar y símbolo de la armonía), huyeron.
El faraón Psamético III fue derrotado y su caída marcó el fin de la XXVI dinastía. Extrañamente, si es que se puede hablar de una maldición, esta cayó sobre los propios egipcios.